Me regalas lujuria cada noche
y te escapas a media madrugada,
al matrimonio con sabor a nada
que murió por la estaca del reproche.
No sé por qué conservas ese broche
de la unión que cayó por la cascada;
mejor hagamos mágica velada
como anticipo de salaz derroche.
No te atrevas a ver reloj fugaz,
que me acorta el perfume de tu piel
y sumerge entre lágrimas mi paz.
Ya no me envuelvas en adiós de miel,
mientras vistes elástico antifaz
y abotonas tus pétalos de infiel.
Copyright © 2011 Jose Luis Calderon.