Somos anónimos.
Nuestros doce pasos
nos guían
el uno al otro.
Somos anónimos.
Vivimos este amor
de a veinticuatro horas.
Sin cuestionarnos
el ayer,
sin planificar
el futuro.
El día a día
nos habla
de los minutos
que nos quedan,
de la intención
de recorrer
nuestras orillas.
Somos anónimos.
Confiamos más
en el otro
que es "vos"
que en nosotros
mismos.
Y pedimos
disculpas
por los daños
causados,
pero perseveramos
en este absurdo
de cruzar caminos.
Somos anónimos.
Pedimos serenidad,
valor y sabiduría.
No sabemos,
si desde el cuarto
de un motel,
esos ruegos
nos serán
escuchados.