Mientras el tiempo pasa en las labores cotidianas,
El paso me lleva por callejuelas, y callejones,
De repente mi andar se detiene en medio de nada,
Observando en el horizonte ya muy cercano,
Un jardín que con su belleza colonial, me embriaga,
Por encontrar las rosas de castilla que bellas,
Con nostalgia me cautivan, y los sueños me abruman,
Como añoro tu presencia, ¡oh con tu aroma!
Que en medio de la ventisca, el camino se impregna,
Al momento en que el suave vaivén, permite,
Que la suavidad de tus pétalos acaricien mis piélagos,
Noche clara, que deja asomar el gajo de la luna,
Que con su tenue luz, me permite reiniciar el camino,
Para que pronto me encuentre, al costado mío,
El alma anhelante, que como bálsamo bendito, cure,
Las ansias de sentir tu piel, junto a la mía, caricia,
Que el cielo, me deja entre el corazón, al tiempo dado,
Y poder dejar salir el amor que por ti hoy dejo fluir.