Mañana cuando tú vayas a buscar correspondencia,
Quizá no te cause susto pero si una sorpresa;
Cuando abras el buzón tomarás una misiva,
Que más que alguna otra cosa, puede ser de despedida.
Ya me aseguré muy bien de tener tu dirección,
Para que no se extravíe porque tiene un valor,
Y aunque muera de tristeza porque no quisiera hacerlo,
Tengo que tomarlo en serió, buscando una decisión.
¿Sabes por qué lo hago? Y no es que no te ame,
Pero me voy dando cuenta, que no es lo mismo que antes,
Si te escribo no contestas, ¿Has olvidado escribir?
Si te hablo tú murmuras, quizá por no maldecir.
Recuerda yo soy el hombre que a tu vida un día llegó,
Y como un ciego que nunca, había visto, a ti te vio,
Que aunque teniendo experiencia en la vida con amores,
Lo deslumbró tu presencia centelleante de fulgores.
Mañana, cuando te llegué esa carta, no te acuerdes de mi nombre,
No quiero que lo maldigas, ni la rompas sin leer,
Ponle un poco de atención y léela sin llorar,
Mucho menos si comprendes, que te amé hasta el final.
Copyright "©" José Miguel Pérez Amézquita
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