Hoy, la brisa rozó mi rostro
de una manera diferente
Me provocó angustia, ansiedad
El aire agitó mi cabello casi dañándolo
Sentí que la mañana reclamaba mi desánimo
Y el Cielo mismo me exigía una sonrisa
El sol, él no se apiadó de mi
quemó mi rostro y me obligó a mirarlo
La tierra al contrario, se compadecía de mi
Pobre criatura, que sola y triste va, cada uno
de sus pasos son inseguros, no son firmes
y sin embargo tiene que caminar
Miré al infinito y le pedí a Dios
fuerzas para seguir y no caer más
Su respuesta la encontré al llegar a mi hogar
Dos rostros limpios y bellos esperando por mi
Fué entonces que que comprendí
La importancia de vivir