Es andar sin detenerse
Cual viajero eterno,
Ensimismado e interno
Sin a sí mismo verse;
Es nunca frenar,
Pero siempre moverse
E incapaz de entenderse
Con el perenne caminar.
Es el paso incansable
Del bufonesco caminante,
Que del alma lacerante
Brota soflama fría invariable;
Es que llora y goza,
Con belleza de rosa
Y extingue cual ocaso;
Contorneados sus trazos
Desdibujada cosa,
Ataúdes los pies, losas los brazos.