Llegaste a mí, sin preguntarme
si quería quedarme contigo
y me hiciste amarte
aunque era prohibido.
Llegaste a mí, sin consultar
Si podría amarte mucho
porque sabias que para amar
a mi corazón, yo, no escucho.
Llegaste a mí, sin comprender
que lo nuestro era prohibido
por lo tanto, no podría ser
ya que, tú y yo somos primos.
Pero, a ti, no te importó
me sedujiste a tal punto
que mi boca, sin querer, te besó
quedando ante el amor desnudo.
Pero comprendiste al fin
que lo nuestro era un pecado
aunque fue tarde para mí
pues, de ti, ya estaba enamorado.
Autor: Jareth Cruz