Renuncio a quererte
para no sufrir por tus besos,
renuncio a tus besos
aunque mis labios
se vuelvan desierto.
No quiero quererte
porque ya me extravié
en otra onírica fuente
y fue doloroso el regreso.
Renuncio a tu mirada,
porque otros ojos dejaron
agonizantes mis pupilas.
No te ofrezco mi alma,
porque otro amor como el tuyo
dejó un charco de soledad
y un alma triste y vacía.