A raudales inventamos ilusiones
besos prometidos, besos distantes
para qué los sueños si ahora eres ajena
como Jesús de ellos, destrozado…
Me consuela Marx:
“A cada cual según sus necesidades”
no puedo respirar, no puedo llorar
el puñal de tu abandono me lo impide
tu débil sonrisa y tu ausencia me enseñó
a amarte justo el día que te marchaste
en el tren del amor y la nostalgia
yo aún sigo en la estación
aguardando por ti...!