FELINA

POSTERIDAD

El cuerpo va dejando sus formas agraciadas,

se inclina más al suelo, buscando sus pisadas

y una capa  nívea, se aferra a su cabeza,

allí donde reposan recuerdos y entereza.

 

De amores que pasaron dejando algunos besos,

ilusiones se forjaron y después se terminaron,

igual que se filtraron inviernos en los huesos,

se arrugaba el alma de las penas que quedaron.

 

Por fin llegó el amor en todo su esplendor,

con sueños y promesas allí se aposentó,

la bruma de nostalgia  quedose en un rincón

y preñado de ilusiones palpitaba el corazón.

 

Risas estruendosas se escuchan en la casa

y al calor de los juegos pueriles se solazan…

Hijos que se sientan a cenar en la mesa

y en fraternal comunión todos se abrazan.

 

La pupila se ve turbia, pero no se empaña el alma,

un huésped se ha instalado a un lado de la cama…

con temblores, insomnios y en su bagaje dolores,

el tiempo despiadado ha dejado sinsabores.

 

Un hálito gélido envuelve  aquel entorno,

es la muerte… debe irse sin buscar retorno,

chasqueando los dientes se mastica la esperanza,

con un aferro a la vida sin buscar venganza…

¡y así, la mísera parca, nunca será  lanza!

 

Hay que vivir la vida con amor y armonía,

aprovechando los instantes, con la gente querida

y aunque el camino sea largo e intrincado,

hay que pisar suave, cual si fuese alfombrado.

 

La semilla del afecto en este prado sembrando,

en donde reposarán los restos, cuando estemos acabados,

el que  se regará con llanto y será un jardín florido,

que servirá de habitación, cuando nos hayamos ido.

 

Renacerá la esencia que en él se había sembrado,

florecerán afectos que se habían marchitado,

será un jardín de luz que estará siempre alumbrado

y así, nunca, nunca, nunca, seremos olvidados.

Felina