Cuando el atardecer se ilumina de agua diáfana y yo, entre las gotas de una cálida lluvia, rozándole mis bazos al viento..., tú entierras tu cuerpo bajo el desánimo, entre el árido desierto que no refresca su arena y las
rocas que sombrean - opaca-
tu sombra
Cuando me ves correr sobre la estela que se extiende hacia el pasado, intentando resucitar las temporadas en donde solías cargar mis temores y yo tragar tu penas..., tú te apresuras en la lentitud de un segundo, a la velocidad del olvido.
¿Y en qué momento, antes de cambiar polo a polo, nos cruzamos por el mismo punto en el centro del radar y somos por un breve
instante, iguales?
Deseo que tus ojos me vean como yo quisiera, pero has quebrado el cristal de tus pupilas al oponerte a mi mirada. Me ves entre cientos de pedazos, y cuando intentas, inerte, armar de nuevo todo lo que soy, ya no sabes
como era.