Bajo la sombra negra
de un sicomoro verde
se encontraba leyendo
un hombre con grandes lentes.
Unlibro con tapas grises
con una cruz estampada,
en una silla de fierro,
y el alma algo agotada.
El llanto brotó en sus ojos
y la risa cerró la puerta;
pués aún tenia
esa herida muy abierta.
Su corazón hecho trizas
por ese amor perdido
quedando de él solo cenizas
Pués se había consumido