Te contemplaba desde muy chiquita
En mis noches de quietud infantil
como una llaga en medio del cielo
altiva, serena y maternal.
Entonces corría por las callejuelas
Que se alumbraban con tu luz
Y parecía que ibas conmigo
Siguiendo mis pasos o quizás huyendo
Porque mi inocencia
Quería alcanzarte.
Y en ese tiempo
Era más bonito el cielo.
Cuan do tú no estabas vigilando
Los luceritos se escapaban
Y salían a danzar dentro
De sus constelaciones
Pero una estrellita siempre inquieta
Se salía de su barrio
Y era su vuelo errante
El que nos llenaba de emociones.
Porque llegaba cargada de deseos
Para regalar a quienes la descubríamos.
Y en esa noche de quietud no había
Dolores en el alma
Llagas en el corazón ni pesadumbres.
Estábamos todos en torno al hogar,
y nos recogían los maternales brazos
y sabíamos que aunque dormidos
estaban vigilantes cuatro luceros dentro de la casa.
Ay lunita de mi infancia
Que hoy te contemplo con nostalgia de ayer.
Recoge tú también en tus maternales rayos
Esos luceritos que escaparon
Y cantales la nana que ya se aproxima el día.