Romanticologo

LUZ DE LUNA.

Oscura noche, las nubes se tornan grises en tu cercanía, y la anatomía de una estrella que sale a relucir sobre el firmamento que pinta de azul oscuro, destella fulgurante sobre las aves nocturnas y aquel mamífero vagabundo que emprende su vuelo de caza rodeado de un canto al eco del horizonte.  Aquellos destellos artificiales que son vistos desde la cima de una edificación y el sonido citadino que aturde la conciencia del ser abrupto, ha venido dilatando la esencia a la tranquilidad que reflejaba la noche de sombra.

 

            Sin embargo,  algún lugar, dónde la brisa reposa sobre el prado y las flores regalan al olfato ese bálsamo  de jazmín, dónde las montañas se ven pintadas con un tono pastel, dónde los luceros se muestran  como adornos del cosmos, dónde la luna  expone el velo de plata que lleva consigo y que se refleja sobre  el mar, aquel lugar que denota la equidad de la obra del creador, le brindará a mí espíritu la residencia en un sueño en el que tomaré nota precisa bajo el resplandor que me dará la luz de Artemisa y el librillo de notas que luego imprimiré cuando abra mis ojos.  

 

            Soñaré como un niño, recordaré toda la plenitud de mi vida y mis remembranzas harán  aparecer junto a mí a todas aquellas personas que han partido. Estaré acostado sobre el herbaje y con la mirada fija hacia el cielo que está liso y sin nubes pero repleto de estrellas, buscando el significado de lo que persigue el alma, el camino  donde podré conseguir la paz. A mí lado  acompañándome en los recuerdos aquella persona que se ha ido, regalándome sus  palabras sabias que me siguen aconsejando aún después de la muerte.   

 

            Ese paraíso que haré mi rincón privado cuando esté bajo el efecto de las arenas de Morfeo, mostrándome una luz blanca que me regalará noche a noche la Luna, y la brisa floral del viento que desprende algunos pétalos que hacen parecerlo una nevada de color, le darán a mi espíritu la tranquilidad que ha buscado, y la reunión con los seres queridos que ya no están conmigo, para  sentarnos todos sobre el forraje mirando las estrellas debajo de la luz de Artemisa.