Eugenio Sánchez

UNA TARDE DE LLUVIA

Allá donde el rayo truena,

donde duermen las colinas,

donde canta  el arroyuelo,

entre riscos y neblina.

 

Donde el viento helado envuelve

a las inmensas montañas

y orgullosas coquetean

las ágiles curramañas.

 

Las pastoras con su rueca,

los mingueros con su lampa

y el labrador con sus bueyes

va revolviendo la pampa.

 

 Cuando el granizal avanza

en minutos hace triza

y un terciopelo radiante

a las praderas tapiza.

 

  El rumor hace que espante

al venado que dormía

debajo de algún zarzal

sueños de melancolía.

 

Aroma a flores del campo,

aroma a tierra mojada;

sacude el poncho el pastor,

y el ganado a la majada

  

Se ve cual jardín florido

 la chacra del alverjal,

y las espigas holean

allá en el verde trigal.

 

 Canta ya el gallito kerco,

en la pirca del corral,

y la lastimada hojota

resbala en  el lodazal.

 

Cuando los últimos  rayos

caen del  sol pasajero,

se disputan un rincón

los chanchos en el chiquero.

 

Con sus vivaces colores

el arco iris enmarca

pampas, cerros y quebradas

de mi  lejana comarca.

 

La noche fría nos cubre

con su tapiz escarchado,

y con  negras pinceladas

entinta todo el collado.

 

Mientras que en el eucalipto

canta el tuco una alabanza,

y al compás del triste canto

la macabra muerte danza.

 

Los duendes ya juguetean

desnudos junto al puquial,

mientras duerme el campesino  

cansado de trabajar.

 

Y en el nocturnal silencio

 oigo mi llanto de niño

 reviviendo mis  recuerdos

por misteriosos caminos.

 

J. Eugenio Sánchez Bacilio  (JESBAC)