De mi pecho brota
un tropel de sentimientos,
cual yeguas desbocadas,
por la vida perturbadas.
Yo, que fui mansedumbre,
ahora no encuentro lumbre…
Alzo la mirada tan alto,
a donde no llegan las manos,
para coger una estrella,
que me guíe en el camino.
En la tierra escarbo hondo,
buscando algún milagro,
porque me han contado
que allí, en sus entrañas,
se esconde algo sagrado.
En el agua me he zambullido,
cuando no pude remar
y me topé con moluscos
que me querían atrapar.
A las praderas me he ido
a buscar en algo mullido…
Quizás allí, logre encontrar
a mi gatito perdido.
Pero ni siquiera el eco
se escucha del maullido,
de ese gatito Dolito…
él, que un día estuvo malito,
por el cual todos rezaron
y sus dolencias sanaron.
El milagro se hizo…
a casa pudo regresar.
De ese, es que les hablo
en este día de aflicción…
¡Ese… que picó la serpiente!
¡Ese… que estuvo cerca de la muerte!
¡Ese… que la calma quebranta!
¡Ese… que no le da paz a mi alma!
¡Ese minino, que un día se fue,
para jamás volver.
La esperanza ya perdí
de poderlo hallar.
estoy casi segura
que se fue al más allá
y lo que más me atormenta
es...¡ que no estuve cerca
para poderlo cuidar!
Felina.