Hoy mi lapicero no ha podido
transcribir mis sentimientos,
su tinta amarga se ha quedado
entre mi lengua y mi garganta
como un silencio
que se esparce en mi saliva,
como un maldito silencio
que no puedo escupir.
Hoy mi lapicero no ha podido
transcribir mis sentimientos,
las palabras se han quedado atadas
entre el sudor de mis manos
como un silencio
que se esparce por mi pecho,
como un maldito silencio
que si puedo sentir.