Iba por la vida con una caricia de amor en la mano,
para dársela a quien me quisiera amar,
buscaba y encontraba rostros en quien depositar mis sueños,
y caminaba y la vida iba pasando.
Repentinamente, un día llegaste a mi vida,
y sin darme cuenta,
te habías convertido en ese rostro esperado,
en esa piel en donde dejaría mis ilusiones,
en ese pecho donde querría entrar y quedarme ahí para siempre.
Haz traido a mi vida la esperanza de un nuevo amanecer,
y en las noches deseo reposar mi cabeza en tu regazo,
para poder compartir juntos un anhelo,
y sembrar ternura en el campo donde nacen las emociones.
Mis manos ahora de dar amor se llenarán más,
porque al dar amor no se quedan vacías sino vuelven a llenarse,
porque cada vez que damos una caricia de amor se nos regresa,
con una sonrisa de sol, que nace de un corazón amado.