Volveré cada tarde hasta este río
con mi mochila llena y bien cargada,
con mi cuaderno y pluma en quien confío,
compañeros del alma enamorada.
Y en estrofas de amor, de este amor mío,
bordaré poesías bien labradas
con la sangre y la tinta con que mi alma
amalgama esperanzas en su calma.
Yo secaré las gotas que el rocío
dibujó en mi banco esta madrugada
y con el sol se irá ahuyentando el frío,
teniendo entre mis brazos a mi amada.
Poesía de amor, junto a mi río,
la que escribo esta tarde soleada,
es espuma de mar, que baten olas,
es un canto de amor en caracolas.
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