Dichosa tú querida abuela
que has podido conocer
tantas generaciones
y aún hoy te mantienes de pié...
Todos tus hijos corrimos
por todo el corredor
desde el zaguán
hasta el patio central
donde íbamos a jugar...
Cuantas veces nos llegamos
hasta atrás, hasta el solar
debajo de la mata de Guanábana
que nos gustaba tumbar...
Cuantas travesuras de niño
he podido recordar
en estas poquitas líneas
que te quise dedicar...
Héctor Molina
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