¡Qué culpa tiene el cielo!
si hay invierno
y las nubes se rompen como hojas,
como débiles margaritas se deshojan,
sacudidas por el resentimiento.
¡Qué culpa tiene el cielo!
si la tempestad arrecia
y el granizo rompe los cristales
de los ventanales…
Así es, como se rompe el sentimiento,
así queda mi alma fragmentada.
¡Qué culpa tiene el cielo!
Si se oscurece todo,
si la luna se oculta y no brillan los luceros.
y yo sigo con mi alma atormentada,
gritando al mundo, lo mucho que te quiero…
Haciendo explosión el grito en la garganta,
sintiendo cómo este amor más se desangra.
¡Qué culpa tiene el cielo!
Si con éste grito, me está cimbrando el alma.
Felina.