Esta noche cuando las doce den en el reloj
del tierno corazón que la denuncia,
sentirá esos hilos de eléctricas caricias
que caen de su ducha.
En sus cabellos,
los girasoles pondrán
bellas sonrisas
y las gaviotas que ocultan esos ojos
querrán permanecer acunaditas.
Sus labios mojados de esperanza
degustarán la sal que rocen sus pezones
y el río de pasión que baje hacia su vientre,
contrario a la natura,
encenderá carbones.
Será en las plantas de sus pies
donde nazcan contentas
las hojas de sus flores
y tan tiernos sus tallos,
subirán atrevidos
por sus muslos marrones.
luego,
en su seno caoba
marchitará a la aurora
su apatecido himen
porque su tierra virgen
para saciar su hambre
necesitó una hora.