Ay, amor, amor, amor.
Tú que eres mi delirio
Deja de darme martirios
Que me estas volviendo
Obseso, mátame dándome beso
Que así moriré mejor.
Tú que eres, el amor, mio,
Vente a la orilla del rio
Que te llenare de besos
Y quiero hacerte el amor.
Bajo el brillo de tus ojos
En esta noche sin estrella
Sigues siendo la más bella
Que en mi vida se cruzo.
Lo intente una y mil veces
Mas siempre dijo que no,
Y mientras más me encendía
Más tozuda se ponía.
Con voz de cien querubines
Y el perfume de una flor
Me dijo mientras temblaba
De deseo y de pasión.
-¿No sabes? tú que estoy casada
Me tienes desesperada,,
Y Por mucho que lo desee
Debo decirte que no.
Aunque me muera de ganas
No debo hacerlo contigo
Pues ya tengo a mi marido
Que no quiero traicionar.
Acosada por mis beso
Y mis caricias de mil
Se asió con furia a mi cuello
Soltó al viento sus cabellos
Ruborizada de amor.
Mientras su boca decía
-Esta noche estoy perdida
Pero quiero disfrutar
Este amor desesperado
Que con ternura me das.
Rugió lo mismo que el viento
Que lleva la tramontana,
Se afianzo a mí con más ganas
Y un grito de amor soltó.
Y allí en la orilla del rio
Entre, el calor y el frio
afaresnetico Le di lo mio,
Y los dos gritamos de amor.
A la vera de aquel rio
Sobre la hierba mojada
Se entrego con tantas ganas,
Que yo le jure mi amor.
Autor, Joaquín Méndez
Reservados los derechos de autor.
06/03/2012.