POEMA TRES
Supe que te habías ido
esta mañana
cuando llegué a buscarte a la escuela y hallé tu banco vacío.
Todos comentaban
que te habías mudado a otro barrio
donde no había árboles que te impidieran contemplar la luna.
Te fuiste sin despedirte
y dejaste olvidada la foto escolar
donde apareces con tus trenzas y tu carita traviesa,
el sonido de tu sonrisa,
tu nombre en una servilleta
y una caja llena de recuerdos.
Los saco desordenadamente
y forman un arco iris sobre el suelo:
uno es de aquella vez cuando tenía miedo
y tú tomaste mi mano y me sonreíste;
otro, de cuando te esperaba a la salida
sin que tú lo supieras;
y uno más, de la noche que dijiste que te recordara
cada vez que mirara la luna llena.
Esta noche, al llegar,
la contemplé desde mi balcón
y me pareció que tenía tu misma mirada triste.
Pero, sabes? a pesar de todo
es lindo saber
que una vez estuviste aquí,
que me enseñaste a no tener miedo,
que me dejaste (sin querer) tu foto
con tu pícara mirada
y tu nombre que ahora comienza a borrarse;
y saber
que de ahora en adelante
cada vez que mire la luna llena
me daré cuenta
que también tiene tu misma sonrisa.
KRITIKON