Las guitarras que tocan mis manos
ya no saben que decir,
las cuerdas tienen tanto temor
de no poder decir lo que se dice
cuando se dice lo justo.
Los problemas son poemas
que abandonan un lápiz culaquiera
de la mano cualquiera
del fulano cualquiera
que se atreva a tenerlos.
La vida no es más que un capricho
de quien se supo vivo,
de quien miró de frente
a la pregunta frecuente
de los por qués y los cuándos.