Tù, entre las peñas de la luna
En el filón de la luz,
bañas el tono
De tu voz y proteges con su
Halito mis fibras y mis cuerdas,
Desde todas las noches.
Aún me recuerdo guitarra
De ébano y eco entre tus dedos,
Y a ti
Cubierta de musgo celeste y
Líquenes de mar en el solsticio de tus senos.
Azul, cubierta por miradas de ángeles.
Aún me recuerdo guitarra.
Amas, y mi Sol llama tu espalda,
Y mi Fa te repica en los labios.
Tornas desde la luz que habitas,
Germinas entre el canto de la sangre de un dios
Y mis fibras te acogen,
Tu piel me sitia, me cubre;
Me haces el amor con el cielo en las manos
Y comienzas el alegro
dedicado a tu constelación
Entre violines y el silbido de tus bosques;
Desbocas la gracia en súbitos espasmos,
Precisas alaridos de huracán entre tus perlas,
Muerdes el éxtasis
y desembocas en los mares de la tranquilidad
Del lado más rojo de la luna.
Me tocas las cuerdas , las fibras
Con el halito de tu voz
Una noche más.