manuel ballester

A la necesidad.

Me hayo perdido en la inmensidad.

Bajo el umbral de tú puerta;

La inmensidad, me acecha…

Esta es mi respuesta, mi reyerta.

Esta es,

Casta podredumbre a tus pies.

Platico a lo eterno

A la luna, a las estrellas…

Más no me contestan.

Solo el infierno se acrecentó

Ante la puerta.

Canticos de guerra bajo mi paladar

La esperanza en tú puerta puesta;

Y el cerrojo permanece inmutable.

 

Madrugada infernal,

¿Será cierto?

Los pájaros entonan un alegre cantar;

¿Cerrojo marchito? ¿Tortura pospuesta?

¿Atenta el destino contra tú puerta?

No volveré a olvidar las llaves de tú libertad.

No dejaré mi dignidad en la barra del bar,

Ni mi soledad a los pies de cualquiera. 

Es el beso vida en mi cantar…

Si pudiera yo tirar esta puerta;

O encontrar una ventana abierta… 

Daría mi vida por entrar.

 

Y es mi vida lo que traigo a cuestas

El camino me ha desgastado;

Más quiero luz en mis tinieblas…

Arraigado al felpudo de tú puerta.

¿Estás ahí?

Dime que ves desde la mirilla;

Dime de qué color es mi silueta…

Dime si me confundes con una maceta.

Amor,

¿Son mis vicios la respuesta?

Ven al lado mío, mírame desnudo; 

Ya estoy cogiendo carrera

Voy a dejarme la vida en la madera.

Y al llegar la primavera…

Estaré borracho de invierno;

Sediento de tu beso.

 

 Saltan chispas de los ojos, 

Cuando cae la noche en tu portal;

Somos dos gorriones cojos

Que nunca dejaron de soñar…