Me dijiste -hasta pronto mi amor, ya regreso-,
Y en ese instante un avión sobrevoló mi espacio
Mientras gotas de lluvia empezaron a caer
Y en voz alta pensé: – No, mas bien eso parecen besos,
Aquellos que mi amor me mandó sin envolver-.
¡Cuánto te quiero!, ¡Cuánto te amo! ¡Te adoro!
Eres el fiel reflejo del amor que soñé,
Y eso me complace tanto, porque se,
Que eres el más preciado tesoro, el que añoré,
Que de siempre imaginé en mis manos,
El mismo que en tus suelos encontré
Bajo la raíz del guacarí y del samán.
Me abriste las puertas de par en par,
Tras ellas vi el doblón de tus ojos
Y tras ellos el resplandor niquelado de tu alma,
Y en aquel abrazo primero, soñado,
Fuimos reverso y anverso fielmente acuñados
En el crisol candente de nuestros besos.
Lunas después…
Más ahora bebo el cáliz del dolor,
Tu amor ha caducado, tu regreso no sucedió
Tu corazón se insensibilizó, mientras yo…
Me deslizo en tobogán desesperado,
A campo traviesa y entre cardos
Mi corazón se va cauterizando.
Si no regresas, darás cuenta de tu pecado.