Acércate a mí, acércate suavemente
déjate contemplar por esta fantasía,
siénteme en ti apasionadamente
búscame la boca en un mar de caricias.
Acércate más... tómame, vamos... ¡tómame!
esta noche, niño... esta noche será nuestra,
te amaré como nunca te han amado antes
deja que esta alborada de pasión... nos envuelva...
Anoche mis manos te adoraron sin respiro,
se saciaron en tu cuerpo varonil,
mientras jugamos a amarnos en cada latido
recité mi poema sobre tu piel marfil.
Te sentí estremecerte en mis brazos
saboreando el calor de mis caderas,
con la delicia de tu aliento quebrado
navegando mi piel... ¡me poseíste entera!
Te despojé del miedo y te entregaste a mí,
mordí la lujuria de tus labios mojados,
y mi boca sedienta se embriagó de ti
desnúdandote el deseo, rozándote despacio...
con suspiros que me quemaron en el cuello
enloquecí de amor cuando me atreví a tocarte,
me sentí morir en el ardor de tus besos
que por mi espalda empezaste a tatuarme.
Qué preciosa imagen la de mis caderas
moldeadas por tus manos...
¡sublime belleza!
En la sed de tu cuerpo derramaré
la lluvia enardecida de mis ganas,
con tus labios entibiándome la piel...
...dulce sinfonía de la madrugada...
Enciéndeme despacio, bésame la ternura
con el eco de tu respiración entrecortada,
déjame rendida, dibújate en mi cintura
hazme tuya... ¡y que nos encuentre el alba!
Ceci Ailín