Yo tengo unos ojos cansados de los míos
para contemplarte cuando estés perdida
en los bosques de penumbras y fríos
o entre las hojas amarillas de una despedida.
Yo tengo unas manos con dedos de ríos,
por si de sed te desplomaras fundida
y para lavar tus lágrimas de lirios
en la corriente blanca de mí mecida.
Yo tengo un corazón cosido con hilos
con una insignia gastada y raída,
más, con el tuyo comparte latidos
Y con mi sangre sanaré tu herida.
Yo tengo unos pies para hacer camino
y el eco de unas huella desposeída
-¡sígueme! buscaremos el destino
Y del más simple deseo, haremos una partida.
Yo tengo un alma sin contrafilos
que amamanta mi palabra cabizcaída
pero ,para lucharte tiene estilos;
una rosa blanca y una casida.
Antonia Ceada Acevedo
Siempre contigo amiga