Veronica M Cepeda

CROMOSOMA XX

CROMOSOMA XX

 

Mi raza no es apellido,

pasaporte o definición.

Jamás insinúes

que la piel que me viste

es ofensa.

 

Nunca podrás limitarme al afiche

que hace mercancía del cuerpo.

Tampoco me busques en prostíbulos

ni me siembres de golpes.

 

Dame lo justo

porque tu lástima no es pago.

Tira todas las llaves

en vez de inventar nuevos cerrojos.

 

La mordaza de un prejuicio

no silenciará mi denuncia

y una soga al cuello es poco freno

para una cabeza que sabe correr.

 

No me llames dama

por ser madre,

por ser dócil,

por mi leche,

por el maquillaje,

por la histeria

o por un llanto incontinente.

 

Dime hembra

por el empeño a pesar de los agobios,

por sobrevivir al holocausto de cada día,

por la alquimia de un plato humeante

cuando la pobreza ajusta el cinturón.

 

Me hallarás en la “u” de un útero

en parto de rebeliones

y me encontrarás en este grito:

¡soy la irreverencia,

mujer haz de llamarme!