Idónea eres,
porque así lo dijo Dios,
idónea,
porque Adán no encontró
animal o cosa,
que pudiera asemejarte
en lo virtuosa y preciosa...
Idónea, mujer,
porque saliste de su costilla,
porque carne de su carne eres,
porque no hay nada en este mundo,
que Él haya creado con tanta dedicación,
con tanto empeño y amor,
para darle al hombre valor...
Idónea y alabada eres,
porque temes al Creador,
porque crees que Él todo lo puede,
porque le has entregado tu corazón...
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©2012 Marcela Murillo
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