Guárdame el secreto que mi corazón te ha dicho,
Guárdalo con celos porque ese es tuyo y mío;
Y aunque esté sufriendo quedaré en silencio,
Porque ese secreto lo guardé de niño.
Abrí el sentimiento con mucha esperanza,
Y en una balanza puse el si y el no;
Pero el no inclinó toda la balanza
Empujando al si hacía un abismo.
Maldita mi suerte, tanto que esperé,
Pensando que un día iba yo a tenerte;
Entre estos brazos donde estás ausente,
Pero nada pasa, maldita mi suerte.
Pero si un día pudiera encontrarte,
Tú y yo frente a frente,
Volveré a decirte lo que mi alma siente,
Para que lo sepas y esperar si al fin logro convencerte.
No es convencerte de que estés conmigo,
Un día, una noche ¡no!, te quiero por siempre;
Para que me ames, para que me aprietes,
Y con tus caricias, esperar la muerte.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita