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DE LAS CENIZAS

Cansada estaba mi voz de repetirte  y hablarte

De amor.

Se calcinó a fuego lento y hasta los huesos,

Cada tierna palabra que provocaste en mí,

Ardiendo en la austeridad de tus caricias.

 

Solo una fina ceniza quedó después de

Su silencio.

 

Dame tu manos, muéstrame sus palmas porque

Quiero entregarte este montón de polvo negro.

 

No lo tires y comprueba tú misma que al igual

Que el fénix, mi amor renace de sus cenizas

Tras el encanto de verte de nuevo

Sonriéndome.