Señor... Tú que tiendes tu mano, toma la mia,
sácame del abismo, de este mundo traidor,
se mi signo de esperanza, se Jesús mi luz, mi guia,
soy un hombre desolado, melancólico de amor.
Soy un ciego, vivo errante, sin saber a donde ir,
voy a tientas por la vida constante de males,
vivo exhausto de armonia y mi barca está al hundir,
arrastrada por tormentas y extensos vendabales.
A este mundo que hiere en el alma impoluta,
y que azota el refugio de la paz transversal,
que en escombros esconde la verdad absoluta,
muéstrale el dogma de tu ser celestial.
Hazme sentir la unción de la vida,
y encontrar tu rostro en el azul del cielo,
líbrame del antaño, de las cosas vividas,
y en un ábrego incierto, levantar a ti mi vuelo.
Muéstrame el compendio de tu libro divino,
y mis culpas tendentes darlas en oblación,
y el térmico mundo tan sumiso al maligno,
apartarlo de mi alma sin mas adoración.
Líbrame del víl que el alma asecha,
de la sombra que persigue y el mal hace crecer,
dígname entrar por divina puerta estrecha,
y en la nómina del cielo, pueda yo aparecer.
DAVID GARCIA (De ecos del silencio)