Beso… rey de las locuras
a cuyo reino en cripta vaga la lujuria.
Aquel volando en papalote
apetecido para raptarle al vuelo el goce.
El monarca de un mar rojo
que agita de la sangre viva los demonios.
Vino enceguecedor de los instintos
vertido a cáliz abierto delicioso de los labios.
El que sofocada la mujer lo codiciará lento
y afanado el hombre siempre lo ambiciona presto.
Aurifulgentes todos insaciables a besar
y a soplo amante cometas de néctar en labios a volar
porque del beso manjares inmortales han de saborear.
—¿Qué pecaminoso deliquio a todo beso hallarle?—
—¡Qué insaciados en él no dejaremos de soñarle!—
No hay fugacidad en los besos, oasis infinito de desiertos
si desterrados los quebrantos a etéreo nacimiento del olvido
del beso un papalote furtivo volará turbando eterno los sentidos.
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Propiedad intelectual Lucero Moscoso