¿Cuántas almas desveladas
podrán caber en estas manos?
¿Cuál ósculo valiente
se atreverá a quitarnos el frío?
La vida no cabe en un beso
pero más de una se ha ido con algunos,
mis ideas fundamentales ya no van
ni de apoteosis ni de desarraigo.
Las hojas caen y se mecen
con su impúdica insolencia
de no saber que pasa
ni preocuparse por ello.
Las palabras valen tan poco
como la sonrisa vacía
que miro en los espejos,
charcos, uno o tantos reflejos.
¿Cómo ponerle punto
a una pregunta sin voz
ni letra ni ojos ni labios
ni frenos ni comas ni manos?