Cae la noche, un día más…
Vuelvo a pensar, a soñar, a volar…Debo salir.
Camino y disfruto el aroma de hierba
que arrecia anunciando la próxima lluvia.
A mi vera la luna refleja su luz en las hojas.
Parecen flamear.
Los pulmones absorben un hondo suspiro
seguido de pasos ligeros.
Silencio…
Sonrío y camino al compás del tis, tis que humedece el andén.
El olor de la tierra mojada y la brisa me envuelven.
Esporádicas gotas parecen querer desatar mi cabello. Lo logran…
Y en fracción de segundos mil de ellas me lavan el rostro.
Me dejan cual soy.
El chas, chas de mi paso apurado sorteando los charcos
salpica mis piernas desnudas que abraza la lluvia.
Del pelo hacia el cuerpo,
el agua me arrulla por sobre la ropa ligera adherida a mi piel.
Alarga los dedos. No quiere dejar ni un rincón sin mojar…
Penetra terrenos prohibidos. Ya no hay vuelta atrás…
sonrío gozosa…
Me posee…