Diaz Valero Alejandro José

El niño que tenía un sueño dorado (Capitulo 4)

Capítulo 4: Despertando de un sueño


Pronto Bernín se dio cuenta que había cometido varios errores. Pues el hombre aquel no era más que un mendigo que solo recogía basura y otros objetos inservibles que encontraba en la calle para venderlos y poder a duras penas comprar comida. El forastero no tenía ningún sueño, así que mucho menos podría ayudarlo a él a encontrar  el suyo, que era bien grande de verdad.

 

¿Cómo había podido irse sin consultar a sus padres?

¿Cómo se había atrevido a irse con un desconocido?

¿Coma había podido creer aquellas palabras, vacías de todo contenido y pensar que con ellas estaría también logrando acortar el camino de sus sueños?

 

Todas esas preguntas rondaban la cabeza de Bernín, quien pasaba sus días ansioso, loco por escapar de aquel hombre que lo había hecho prisionero y lo tenía como ayudante de sus diarias recogidas de basura.

 

Bernín estaba arrepentido y cada día pensaba en la granja, en sus padres y hermanos, en su primo Mariano, en las mandarinas maduras,   y en todo lo que había dejado atrás. Ya ni siquiera tenía tiempo de pensar en su sueño.

 

Triste fue ver a Bernín

pulverizarse en su sueño

el destino, a veces es ruin,

y hasta nos cuesta entenderlo.

 

Ya veremos que le depara

a este pobre soñador…

Sólo esperar la mañana,

a que sople un viento mejor.


Continuará...