A veces me asalta algo por la espalda
como una espina fría
que expande en ondas
su gélido designio
desde el centro a las orillas
se clava de improviso
en cualquier parte
entre risas que olvidan las defensas
entre sueños que vencen la vigilia
entre despreocupados andares
por las calles
contando puertas y miradas
recogiendo abrazos perdidos
y besos que después de usados
fueron desechados
pero al tiempo recobran su atractivo
entonces el hielo de la espina
cual virus que infecta todos los rincones
borra de mi mundo todas las estrellas…
y amaneciendo me derrito y me pierdo en las hendijas
dejando un húmedo rastro de alegrías que se fueron
entre lágrimas que han perdido la memoria
y relojes que aún no encuentran su camino.