Telarañas en los cielos,
que enturbian azules limpios
y el alma los va barriendo
con un plumero específico.
No me gustan cielos grises,
ni tampoco los opacos,
gozo los azules libres
y el bermellón al ocaso.
Desde el azul hasta el rojo
hay variedad de colores
y el día cambia sus tonos
con iguales uniformes.
Tan sólo en la noche oscura,
donde descansa el color,
la reina viste de Luna
y se hace sueño el Amor
y no hay luces, ni fortuna,
que le cambien el color,
pues la Luna es siempre Luna
y los sueños… sueños son,
pues el Amor sin la Luna
y la Luna sin Amor
ni son Amor ni son Luna,
aunque cambies su color.
Pintaré limpios los cielos
o negros como el carbón
y firmaré en todos ellos:
EL POETA DEL AMOR
(RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS DE AUTOR)