Un día frente a la puerta de un aula
extendí la mano a alguien muy peculiar,
más tarde comprendería
que ese día conocería
a alguien dispuesta a más.
Sentí que me robaba a una amiga escasa.
Con el tiempo aprendería a adorarla
y confiar con el alma en ella.
Humanista por derecho, libre por naturaleza.
Ella me enseño a apreciar una flor bella
yo a ella la sed y hambre de un pueblo.
Ella creyó en mí y llego a admirarme
Yo llegue a necesitarla como critico
y como amigo que no cesa de inspirar.
Le conté la verdad de Honduras
Ella me conto su primer beso de amor.
Mi amiga italiana a la que dije adiós.
Hoy que se marchitan mis sueños
tuve que dejarte partir
y un mar inmenso, de un azul calmo
separa a nuestros corazones tan aventureros.
Ella ignora que con sus palabras
me sentía casi dios, un dios revolucionario.
Despertó en mis ilusiones, algunas inquietudes
Pero tuve que decirle adiós
a la italiana que gano mi amistad.
No podre olvidarla, aun recuerdo sus lágrimas
su risa al querer ser fuerte
pues ya era hora de partir.
Sus ojos brillaban como nunca
Y sentí que el corazón se me desgarraba.
Amiga italiana, mi joven amiga
Que dices no creer en iglesias pero si en dios
vuela alto para encontrar tu libertad.
Yo dejare que el viento te lleve
Un año de momentos junto a ti
Y así cuando la brisa toque tu cara
sentirás el calor de mi alma.
Decir adiós amiga no es tan fácil
Como ya lo tenía pensado.
Hoy estas manos escriben por ti
escriben par a no olvidarte
para que el tiempo no borre
un año de momentos junto a ti.
“Para tus suaves manos como las uvas” Pablo Neruda