Alejandra Diaz

A la italiana que gano mi amistad

 

 

Un día frente a la puerta de un aula

 extendí la mano a alguien muy peculiar,

más tarde comprendería

que ese día conocería

a alguien dispuesta a más.

Sentí que me robaba a una amiga escasa.

Con el tiempo aprendería a adorarla

y confiar con el alma en ella.

Humanista por derecho, libre por naturaleza.

Ella me enseño a apreciar una flor bella

yo a ella la sed y hambre de un pueblo.

Ella creyó en mí y llego a admirarme

Yo llegue a necesitarla como critico

y como amigo que no cesa de inspirar.

Le conté la verdad de Honduras

Ella me conto su primer beso de amor.

Mi amiga italiana a la que dije adiós.

Hoy que se marchitan mis sueños

tuve que dejarte partir

y un mar inmenso, de un azul calmo

separa a nuestros corazones tan aventureros.

Ella ignora que con sus palabras

me sentía casi dios, un dios revolucionario.

Despertó en mis ilusiones, algunas inquietudes

Pero tuve que decirle adiós

a la italiana que gano mi amistad.

No podre olvidarla, aun recuerdo sus lágrimas

su risa al querer ser fuerte

pues ya era hora de partir.

Sus ojos brillaban como nunca

Y sentí que el corazón se me desgarraba.

Amiga italiana, mi joven amiga

Que dices no creer en iglesias pero si en dios

vuela alto para encontrar tu libertad.

Yo dejare que el viento te lleve

Un año de momentos junto a ti

Y así cuando la brisa toque tu cara

sentirás el calor de mi alma.

Decir adiós amiga no es tan fácil

Como ya lo tenía pensado.

Hoy estas manos escriben por ti

escriben par a no olvidarte

para que el tiempo no borre

un año de momentos junto a ti.

 

“Para tus suaves manos como las uvas” Pablo Neruda