Diminuta Mujer
Diminuta y casi escondida en la oscuridad
De una noche y un gesto
En sombra y raso como el cobre nortino
Camina a pasos cortos hasta el ocaso del día
Chocando entre las rocas de la derrota
Dúctil y tomando en su seno la riqueza de las horas
Camina paso a paso hacia el final del día
En espera que en el bosque de una noche de ¡Luna!
Le salga al encuentro él, Y;
Resuelva esa noche de penumbras
Donde destellan las estrellas y;
Las venas henchidas de una sangre abrupta
Que corre a la velocidad de la ¡Luz!
Sintiendo la necesidad del ¡Amor!
No pido sino tú sola presencia,
Tu dorada voz y;
La tierna caricia de tus manos
Solo pido de ti...tu ¡Amor!
Tu sangre y tu deseo.
Para la felicidad
De ésta diminuta ¡Mujer!.
Autor: Hernán R. Cornejo Véliz