Llegar desde un punto cualquiera
a mi punto original
y saber que no llego desde tus brazos.
que no llego saturada de amor,
de caricias, de besos.
Simplemente que llego a esconder mi dolor
y sonreírle a la vida porque no tengo
Otra opción.
Contemplar en el trayecto
como las montañas reverdecidas
son acaricidas por las cascadas.
Y querer ser montaña, o querer ser cascada
para que me bañes con tu espuma
o para acariciarte con mis ansias,
con esta fuerza de amar que tú me inspiras.
Luego ver como el paisaje
se va volviendo plano y el aire se entibia
y me digo a mi misma:
‘’Si estuvieras conmigo amor
dibujaríamos versos en la montaña, en la yerba
en la espuma de la cascada y en el cielo
y enlazaríamos las almas.
Saltaríamos sobre la yerba y rodaríamos monte abajo
contemplando cómo se oscurece la tarde’’.
Pero no estás y mi alma rueda sola
por las grietas que la tristeza abrió
y se ensanchan cada vez más sin tu presencia.