Diaz Valero Alejandro José

El niño que tenía un sueño dorado (Capitulo 6)

Capítulo 6: El encuentro que llenó de alegría a Bernín.


Bernín abrió sus ojos y aspiró el suave olor de la mañana. Los rayos del sol apenas nacían y penetraban por las hendijas de la desvencijada ventana de aquel cuartucho donde estaban. A escasos tres metros dormía el forastero que una vez llegó a su pueblo y con el cual había decidido ir en busca de sus sueños.

 

El hombre estaba embriagado y roncaba por la pesadez de la ingesta de alcohol que había tomado en la noche anterior. De pronto Bernín escuchó un relinchar de caballo… Era  “Reluciente”, el potro de la granja, Bernín conocía a leguas su relincho y aunque pocas veces le prestaba atención, ésta vez lo llenó de mucha alegría, había sido el mejor encuentro de su vida. Es más lo imaginó como la tabla de salvación que estaba esperando. Así que con mucha cautela se levantó del viejo y maloliente camastro donde estaba, y sin hacer ruido se dirigió hasta la puerta, por donde pudo salir y de un salto montó en el lomo de “Reluciente” quien lo miraba con aires de complicidad, luego lanzó un fuerte relincho, y acto seguido partió rumbo a la granja cargando sobre su lomo su preciada carga.

 

Bernín, todavía asustado, volteó su cabeza hacia atrás y logró ver al forastero que agitaba sus brazos de manera descontrolada, lanzando improperios, tanto al niño como al caballo.

 

Bernín no hizo ningún intento por detener el caballo, ambos siguieron en su veloz carrera rumbo al pueblo.

 

Bendito y noble animal

Que llegando al sitio exacto

se ha escapado del corral

Para salvar al muchacho.

 

Que pasará en esa huida,

de alegría que acrecienta…

Hay causas desconocidas

que sólo Dios tiene respuestas.


Continuará...