Ya tuve ya suficiente a dominio de tu fiero sentimiento
de su trágica opresión urgiendo toda crueldad en los adioses
aunque vuelen angustias infinitas a rigor de la partida,
en hiel abrevada culpable o inocente… ¡adiós vida mía!
Hoy digo te prefiero ¡fuera! sólo así daré paz a mi vida;
el vivir cómplice de tus maldades agrandando mis heridas
en fingidos castillos donde prisionera va el alma mullida,
es ambular, divagar, esperar, suspirar, vivir sin salida.
Ya tuve ya suficiente a dominio de tu fiero sentimiento
desnudar en espejos la conciencia no quita la vergüenza,
cuando un sueño diluye porque sediento todo olvido le venza
a endeblez de todo intento alejarse suspirando sólo resta.
© Derechos reservados
Propiedad intelectual Lucero Moscoso