MIRIAM RINCON U.

Hasta luego grandulón.

Hasta luego grandulón.

 

Salió aquel grandulón

alma de niño

pero lobos hambrientos

estaban al asecho,

esperando el momento

de acabar con su aliento.

 

Entre los ruidos

de la noche obscura,

desataron su furia

los malditos cobardes,

convirtiendo la calma

en verdadero infierno.

 

Inconcebible saña cruel

vomitaron tus verdugos

con  armas asesinas,

así tu cuerpo de papel

ahora muñeco de la suerte,

nunca sabrá con cuál disparo

se llevaron tu vida.

 

Yo no quiero venganza, mi Señor,

sólo te pido apliques la justicia,

esa justicia tuya tan sutil

rasante de montañas,

para tener un día algún vestigio

de porqué nuestro Edgardo

no volvió a la casa.

 

 

 

Miriam  Rincón Urdaneta

 

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