Hoy voy hacer, mi último poema,
Y trataré, que no me brote el llanto,
Pues no podré alejarme del lápiz,
Y ver después, mis papeles en blanco.
Pero mi alma, me pide que me aleje,
Que no busque más llorar sobre mojado;
Por un amor, a quien le escribo tanto,
Y ni respuesta recibo con agrado.
Que me olvide de ella, que no le busque más,
Porque parece se ha equivocado;
Al notar que grito que la amo,
Como que en vano, en algo se ha extasiado.
Hoy tenderé mi escritorio de blanco,
Pondré gardenias y rosas a su lado;
Como adornando una tumba muy vieja,
Que alguien cavó, en algún camposanto.
Pero las flores las quiero siempre vivas,
Y que perfumen donde ya he escrito tanto;
Por si otro día la encuentro en mi camino,
Darle semillas, regadas con mi llanto.
Ya no habrá un Alba y menos una Aurora,
Que con el día aplaquen mi quebranto;
Y ese dolor que se me aferra al alma,
Parece garras de un felino atacando.
Perdona corazón si te engañe hace años,
Porque hace años tú sabes que la amo;
La conocí cuando éramos niños,
Y hoy ya mujer me niega sus encantos.
Voy a cerrar el ataúd de mi último poema,
Para entonces ir a buscar muy embriagado en penas;
Aquel lugar donde le dé reposo,
Aquel lugar donde descanse en paz y junto a mi corazón herido,
Cuando ya muerto yo poder enterrarlos.
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José Miguel (chemiguel) Pérez Amézquita