Mi sueño se arremolinó bajo el cielo añil
tu figura se interponía entre el mar y yo,
sin poder acercarme con mi amor hacia ti
lo vi desde lejos desmayarse con el sol.
Me encontré deslizándome insegura
subestimando la fuerza de mi anhelo,
mi aroma coqueteaba con la brisa de la lluvia
mientras tu mirada desbocaba mis deseos.
Cuando una frescura suave mojó mi piel
y la tuya era bañada por la luz crepuscular,
parado frente a mi te envolvió el atardecer
¡belleza que mis ojos pudieron contemplar!
Me arrojé extasiada a tus tímidos brazos
y tus labios buscaron la tibieza de los míos,
es increíble que haya podido amarte tanto
en un sólo instante embriagado de suspiros.
La delicadeza de tu mano ardió en mi cara
cuando percibí del cielo su cercanía,
ibas componiendo con caricias en mi alma
el preludio de una hermosa melodía.
Bajo la lluvia que en ti calmó mi sed
tu corazón contra mi pecho palpitaba,
respiré de tu aliento y volví a nacer
escurriendo el tiempo en el frío de sus alas.
Refugiada en el roce cálido de tu cuerpo
sentí ruborizarme por esa delicia empapada,
de seducirte aferrándome a tu pecho
entregándome a ti perdidamente enamorada.
Por beber de tu boca con pasión y dulzura
las gotas de lluvia que perlaron mis sueños,
en la suave caricia de su vestido de agua pura
vivirá por siempre la ternura de aquel beso.
Ceci Ailín