Señor... tú que siempre perdonas, te ofrezco mi falta,
la calígene de mi alma hazla ya fulgurar,
quiero ser converso nuevo del que siempre a ti te exalta,
y el confín del sueño eterno, apreciarlo al despertar.
Quiero ser el paladín de tu concordia eterna,
capellán por tu causa y cuidar tu vergel,
quiero ser ignoto de la tegnologia moderna,
vivir en este mundo pero sin ser mas de el.
Dame el pan de la vida que al alma asegura
caminar por las sendas de las huellas de asis,
dame tu luz precisa que al camino fulgura,
y en tu gloria divina encontrarme ya feliz.
Haz que me aleje del lado siniestro,
y ser otra oveja de tu profuso redil,
una llama que alumbra quiero ser oh maestro,
y apreciar tu llamado sin tener que ser vil.
Enséñame a ser signo de esperanza,
y discertar la paz sincera sin el mínimo pavor,
ser epígono de saulo, prueba de oro en la balanza,
y pasar la prueba en fuego que exige tu amor.
No pido ver tu costado ni manos,
no pido ver la señal de creer,
mas quiero ver tu herida en mi hermano,
y ver señales que empiezo a nacer.
Quiero ser seguidor de tu trémula causa,
y en mi entorno silencio escuchar tu llamado,
quiero ver mi error y llevarlo a tu casa y,
escuchar mi: ¡vete! tu fe te ha salvado.
Caminar en tus huellas del calvario pesado,
aceptar el destierro del que ignora mi afán,
pues tu sangre me basta para estar preparado,
y mi cuerpo se exalta al tenerte de pan.
Líbrame del Egipto que a mi alma esclaviza,
y cruzar por el mar que se oponga a mi andar,
sin temerle al egipcio que estrategia realiza,
y el epínico canto al salvarme entonar.
Llévame al mundo de los pobres del alma,
y otorgarle consuelo a sus llantos y amor,
florecer como justo comparado a la palma,
y en el dia del juicio, ser contigo señor.
DAVID GARCIA( De ecos del silencio)